Diciembre 9, 2024
Por: Alejandro Pinillos
La Ley 678 de 2001 en Colombia establece la acción de repetición como un mecanismo legal para perseguir la responsabilidad patrimonial de los servidores públicos que ocasionen daño fiscal por actos dolosos o gravemente culposos. Sin embargo, la aplicación de la presunción de dolo y culpa grave en estos procesos ha generado que se deban ponderar derechos fundamentales como el debido proceso y la presunción de legalidad. En este artículo, analizamos el equilibrio entre la responsabilidad estatal y la protección de los derechos fundamentales.
La acción de repetición tiene como objetivo proteger el erario y responsabilizar a los servidores públicos que causen daño fiscal mediante actos dolosos o gravemente culposos. Para ello, se establece una presunción legal de dolo y culpa grave (artículos 5 y 6 respectivamente), según la cual se considera que el funcionario es responsable de los perjuicios causados, a menos que pueda demostrar lo contrario.
Sin embargo, la aplicación de esta presunción debe ser objeto de un análisis riguroso para evitar posibles vulneraciones de derechos fundamentales. El debido proceso y la presunción de legalidad son principios básicos que deben ser garantizados en todo procedimiento judicial. La presunción de dolo y culpa grave no puede ser utilizada de manera automática y arbitraria, sino que debe estar respaldada por pruebas suficientes y contundentes.
En este sentido, es importante que los procesos de acción de repetición se desarrollen de manera transparente, brindando al servidor público acusado la oportunidad de ejercer su derecho a la defensa y presentar pruebas en su favor. El funcionario debe contar con un espacio adecuado para demostrar que actuó de manera diligente y de buena fe, desvirtuando la presunción de dolo y culpa grave que la ley impuso sobre este.
Asimismo, el principio de presunción de legalidad debe ser considerado en estos procesos. Esto implica que los actos y decisiones de los servidores públicos gozan de una presunción de validez y legalidad, y corresponde a quien alega lo contrario probar la existencia de dolo o culpa grave. Es fundamental que la carga de la prueba recaiga en la parte acusadora y que se respete la presunción de inocencia del servidor público hasta que se demuestre su responsabilidad.
En este contexto, los despachos encargados de conocer los casos de acción de repetición tienen la tarea de ponderar cuidadosamente los derechos fundamentales en juego. Deben evaluar las pruebas presentadas y garantizar un proceso justo y equitativo, asegurando el respeto tanto de los derechos del Estado a recuperar los recursos desviados como de los derechos del servidor público acusado.